El privilegio de verlo jugar al último idolo que vistió el manto sagrado,quedará en la retina de los hinchas que soñamos su vuelta.
Fernando Ezequiel Cavenaghi,aquel chico de O'Brien que vino a eclipsar Nuñez con un centenar de goles.
Cada hincha de River puede tener su versión de este maravilloso club,escuchar las hazañas relatadas por nuestros abuelos,padres,tios.
Oimos de Labruna,Alonso,Pedernera,quizas nos toco ver las últimas destrezas del Enzo,la magia de Ortega es nuestro emblema.Pero el ícono,ese héroe que sin capa nos levantó en el peor momento y nos llevó a conquistar América.
El Cavegol,nos hizo felices con cada gol pero mucho más cuando volvió por amor a los colores,cuando todo era gris.
Más atras podremos contar ese mítico gol a esos que no queremos ser porque son bosteros,como desató la alegria millonaria en esa tribuna azul y amarilla.
Goleador que nos trajó campeonatos para seguir contando,porque River es el más grande de Argentina de eso no hay dudas.Pero como todo en el amor a veces hay que partir para extrañarse y volver con más fuerza.
Aquel goleador al que extrañabamos,regresó pero esta vez a alentar al equipo en la popular esa que años después se romperia las manos aplaudiendolo y coreando "El Cavegol,el Cavegol" sin cesar.
Pasaron los años y aquel River,ya no existia,las ratas habian querido destruir al más grande,pero como dicen hay algo que no se negocia y es el amor por los colores y así fue,estoicos los hinchas del Millonario aguardaron y comenzaron la resurrección comandada por el héroe de O'Brien.
En el peor momento de la historia,cuando este barco se hundía,sin importarle nada más que sacarlo a flote Fernando volvió a Nuñez.
Una tarde-noche de mucho frio,se calzó la cinta de capitán y comenzó a devolver a River a su lugar,que aunque muchos no quieran entender.River no es de la B,River es el más grande de primera.
Ansiedad,locura,como sea que se llame lo que sentía el hincha en esos momentos lo llevó a perder la razón,pero jamás se abandono,se llenó cada provincia de rojo y blanco,no habian miedos porque sabían que dentro de la cancha el 9 era uno de ellos.
Así fue como él y el resto del plantel,junto con el cuerpo tecnico nos devolvieron lo que las ratas quisieron exterminar.
River volvió pero nuestro capitán se fue o lo fueron mejor dicho,esa misma rata que se queria devorar el club,pero si hay algo que el hincha tiene y nunca corrompirá es la memoria,las ratas se fueron y el sol volvió a Nuñez.
El técnico más ganador se sentó en el banco y pidió al goleador para ganar el campeonato,y así fue como la 9 recuperó a quien mejor la habia vestido en estos últimos años.
La tribuna volvió a gritar por el "Cavegol",River volvió a coronarse campeón y si el gol que nos hizo emocionar,gritar hasta quedarnos sin voz,con lagrimas en los ojos,era el de aquel que vinó en el peor momento y nos llevaba a dar una vuelta olímpica.
El más ganador le cedía su lugar a un Muñeco,que tiempo después nos llevaría a Japón,esta vez al gran capitán lo debimos esperar,un dedo a mal traer no lo dejaba estar en la cancha.
Volvió para jugar contra nuestro eterno rival,se dió el gusto de eliminarlos y levantar la Sudaméricana.
Pero como todo héroe Fernando tenía una contienda final,la cual lo llevaba a quedar en la historia del club de sus amores,la Copa Libertadores.
113 goles con el manto sagrado no eran suficientes para el último idolo del club,la gloria maxima era la Libertadores,esa que no empezó de la mejor manera,entrando por la ventana,pero eliminando al eterno rival que tiró gas pimienta impidiendo terminar el encuentro.
Eliminanado al tan temido equipo brasilero en sus tierras,dejando atras a los aguerridos paraguayos y al feroz Tigres,que quizó dar pelea,pero el Monumental es avasallante.
Nuestro mítico 9 se calzó por última vez la cinta de capitán y salió a la cancha,60 mil almas gritando su nombre,el cielo se cubría y lloraba con nosotros la partida de nuestro idolo.
Las lagrimas y las gotas de lluvia se mezclaban y ahí estaba él,a quien no le tembló el pulso en las malas y volvió para conquistar América.
Levantó la copa y la besó con ese amor eterno que solo un hincha puede tener.
Así volvió al viejo continente a regar de goles al Apoel,mientras acá soñamos su vuelta,ya sea en el verde cesped o en el banco más grande de todos.