La
calle es ese lugar en donde pasan millones y millones de
sucesos,algunas colmadas de gente,otras olvidadas y en soledad.
En
la calle se pueden evidenciar miles de historias,quien no tiene una
para contar en la calle de su barrio,la que ha sido testigo de tus
primeros pasos,tus idas y vueltas a lo largo de la vida. Es el
escenario predilecto para jugar algún que otro juego de
pequeños,transitarla en nuestra infancia a las corridas yendo y
viniendo de la escuela.
Esa
calle que descubrimos ya de adolescentes que no es la misma de día
que de noche,ahí comenzamos a ver que la luz de la oscuridad no le
deja la mejor cara y ya no corremos por llegar tarde al colegio sino
que lo hacemos por miedo a que nos pase algo,cuando eramos chicos
podíamos pasar horas y horas ahí sin miedos,quizá porque nunca
llegaríamos a esas horas tenebrosas.
Cuando
llega la edad de irnos de nuestro hogar,ya nuestra calle nos es
testigo de nuestro nuevo comienzo pero si de alguna que otra visita
con nuestros hijos,que casi siempre vuelven a repetir nuestras
historias,tal vez no con tanta intensidad pero si se llevara alguna
que otra carcajada.
Ya
de grandes tendemos a volver a nuestras raíces,y ah esta
ella,nuestra calle mas cambiada,renovada o avejentada dependiendo de
que lugar la veas,con gente nueva o la misma de siempre,ella ahí
testigo expectante de todos nosotros. Podemos ir y venir,quedarnos o
desaparecer pero esa calle la nuestra siempre va a estar ahí
esperándonos.
Esa
calle que de niños era nuestra,hoy de adultos ya no nos pertenece
pero siempre tendrá esas historias,esas anécdotas de
juegos,risas,charlas interminables de amigos del barrio,guardara
secretos de nuestras noches de fiesta,sera testigo de el comienzo de
nuestra familia y quedara en nuestra memoria hasta el final de
nuestros días.
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